Elecciones del siglo 21, que ya va tocando

Tranquilos, que no, no voy a hablar de política, eso nunca. Ya sabéis, leyes de aficionados que deberíamos aplicar a todo, no hablar de política, de fútbol o religión.

Pero si que os voy a contar cómo fueron las elecciones en 2015, en las que tuve la "suerte" de ser presidente de mesa y cómo han sido las últimas ( y van unas cuentas... ), porque lejos de mejorar esto, parece que tecnológicamente el "ritual" de las elecciones sigue anclado en la edad media y la única evolución que presenta son las urnas transparentes en vez de cajas de cartón de dudoso sellado.

En aquellas elecciones tuvimos la suerte de que nuestras mesas eran MAE, Mesas Administradas Electrónicamente, o lo que es lo mismo, cuando llegamos a las mesas teníamos, aparte del material de uso "analógico" el siguiente material:

• Equipo portátil, con módem GPRS y lector de DNI electrónico.

• Impresora.

• Pendrive o tarjeta SD con el censo correspondiente a la Mesa electoral.

Todo bastante sencillo la verdad, el sistema te permitía eliminar todo ese trabajo manual, desde la impresión de las actas de constitución de la mesa, hasta llevar el registro de votantes, y la posterior impresión de toda la documentación que va a los sobres.

Aquí las instrucciones que nos enviaron días antes a casa.

Para que podáis ver hasta que punto agilizó el proceso de la votación, la mesa en frente a la mía no tuvo portátil, la pantalla no se encendía, así que fue todo manual, su cola salía de la sala al patio del colegio electoral, la nuestra, ni en la hora punta del vermú, llegó a tener 15 personas esperando.

Yo viendo aquello, no consigo explicarme por qué no se ha continuado con eso y potenciado más su uso y por el contrario seguimos anclados en los papeles, los marcadores y las listas sobadas y resobadas al final de la jornada.

Yendo al terreno tecnológico, os cuento, el portátil era un HP, de esos modelos pequeñitos que están casi a un paso de ser denominados ultrabooks, pero aquello se movía bastante bien, y como os contaré luego, la duración de la batería no era para nada mala, pese a su delgadez.

El arranque no me dejó ver ningún boot conocido (claro que estaba a otras cosas como a apaciguar un poco a los interventores y sus ansias de actas de constitución...) pero por los apenas 30 segundos que tardó en mostrar la aplicación... juzgad vosotros mismos.

El lector de tarjetas era para dejarlo de comer a parte, digamos que podíamos leer unos 15/20 DNIe seguidos antes de que diese errores de lectura, bueno, realmente no daba nada, al meter el documento en el lector la aplicación directamente decía que no encontraba resultados y tocaba teclear a mano.

Como buen informático que se precie, rápidamente establecí una solución de contingencia, desenchufarlo y volverlo a enchufar, y volvía a la vida. Así que cada aproximadamente 15 votantes le dábamos un "reinicio preventivo de la unidad de lectura" y así hasta el final de la jornada.

Pensad en el tiempo que se ahorraba, no solo en los papeleos previos y posteriores a la votación, si no durante la misma.

En una mesa "analógica" el proceso es el que conocéis, con el dni se busca en la lista por orden alfabético ( y a lo largo de la jornada se le dan muuuchaaasss vueltas ), localizado el sujeto se marca toda la línea y se obtiene un número de censo, que se pasa al otro vocal que anota el siguiente número consecutivo de voto, el número de censo, los datos del votante, y los votos que hace (a las dos cámara o a sólo una, y a cual de ellas claro).

En la mesa "digital" el proceso es meter el DNIe en el lector, confirmar que el votante es el votante, y pulsar sobre las cámaras a las que vota, aceptar y al siguiente, como mucho que no te lea el documento digital y tengas que teclear, añade unos 15-20 segundos más a la operación.

Pero ¿y si falla algo?, pues se te para el corazón como se me paró a mi.

La persona que montó nuestra mesa y equipo puso el conector de carga en el agujero del jack de audio para cascos, resultado, a las 4 horas y pico el portátil se apagó, pantalla en negro y pasamos al modo manual durante unos 5 minutos que tardamos en ver que pasaba.

Fue ponerle corriente, encender y el trasto seguía en el mismo punto donde le dejamos, pasamos los votos que habíamos anotado en manual al cacharro y hasta el final de la jornada.

El sistema me pareció genial, bueno, a ver, está lejos de lo que yo pienso que son unas votaciones de nuestro siglo, donde deberíamos ir al colegio con el DNIe, ponerlo en un sitio, pulsar la pantalla de voto a este y a este otro y para casa, escrutinio en tiempo real, etc.

Pero he de reconocer que en mi caso fue una ayuda fantástica y que me hizo que  la jornada se me pasase volando, sigo sin entender por qué no lo hemos vuelto a usar, aunque puedo imaginarme fácilmente que la empresa de turno (alguna Indra, Everis o similar) pegaría una buena mordida por este despliegue.

Para las próximas... dentro de 4 años.. votamos desde casa!!